Uno de los aspectos más abrumadores de ser un adulto es aprender a perdonar, particularmente si la persona o personas que te han herido no muestran remordimiento y no ves una pizca de justicia por la forma en que te trataron. Pero el perdón, como una gran cantidad de evidencia médica y psicológica sugieren: es más que simplemente lo que nos inculcaron a practicar nuestros abuelos. Es una conexión humana fundamental, y algo que ejerce un poder considerable a nivel neurológico y psicológico. La ciencia de cómo funciona el perdón puede ser compleja; y como veremos, rara vez será tan simple como abrazar a esa persona.
Contrariamente a la suposición, los psicólogos no te piden que perdones a todo el mundo que te ha ofendido. Psychology Today menciona que fomentar el perdón, sin abordar el problema desde raíz puede actuar como un supresor, con el riesgo de dañar más a la persona, a la vez que minimiza el dolor real. Susan Forward, cuyo trabajo sobre padres tóxicos he seguido en otros artículos, es particularmente cuidadosa con el perdón cuando se trata de una problemática sistémica (o molestar figuras parentales); ya que sentimos una presión considerable para perdonar a aquellos a quienes amamos, y también a quienes no, pero aunque es una meta que vale la pena (y, como vamos a descubrir, una sana), tratar de forzarlo rara vez funciona o repara una relación. El perdón, por definición, es de una vez y para siempre; así que no puedes arrepentirte después si decides que todavía estás enojado/a.
Si te das cuenta de que te es difícil dejar ir el rencor o seguir adelante con su vida, hay ciencia detrás de ello. Aquí está lo que necesitas saber sobre cómo funciona el perdón.
1. La neurociencia del perdón implica la supresión del miedo y un aumento de la empatía
¿Qué sucede en tu cerebro cuando perdonas a alguien? Resulta que, el dejar de lado un rencor y su implicación con la respuesta de estrés no es tan clara como podría parecer. Una parte del perdón, -de acuerdo a un estudio neuroquímico realizado en 2008- parece estar en la interacción de la hormona oxitocina con nuestra amígdala. Los investigadores observaron cómo reaccionaban las personas a la traición en un simple juego de dinero con o sin una dosis de oxitocina, la sustancia química utilizada a menudo en los lazos humanos. Si se administraba una dosis, eran más propensos a «perdonar» a alguien y seguir jugando después de ser traicionados por ellos, muchas veces antes. Los investigadores encontraron que la oxitocina, lleva a la interrupción de un determinado mecanismo de alerta en la amígdala, uno de los centros del miedo en el cerebro, que de otra manera les llevaría a sentir temor. Esto suprimió su miedo y les dejo confiar de nuevo, lo que puede ser la clave de como el perdón sana las relaciones.
También existen otros mecanismos. Un estudio en 2013 que implicaba resonancia magnética de personas mientras pensaban en el perdón, encontraron activaciones en puntos del cerebro responsables de la «teoría de la mente, la empatía y la regulación cognitiva de las emociones.» («Teoría de la mente» es un término para nuestra capacidad para atribuir estados mentales y sentimientos a otras personas; que tendemos a desarrollar desde pequeños). En otras palabras, perdonar significa que tenemos que ver a otras personas como reales y tratar de empatizar con sus acciones y sentimientos. El cerebro que perdona, parece ser un lugar complejo; y refleja la compleja naturaleza del perdón en sí mismo.
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2. Los estudios muestran que el perdón mejora tu salud en general
El perdón, hablando en sentido médico, es algo muy bueno. Podrías pensar que hay poca relación entre los estados mentales y el cuerpo, especialmente cuando se trata de algo tan abstracto como el perdón, pero estudios serios indican que una actitud de perdón ayuda a la estabilidad psicológica y la salud física. El psicólogo del desarrollo y pionero en la ciencia del perdón, el Dr. Robert Enright, menciona en su estudio de 1993, que estableció que con «la terapia del perdón» obtuvo una mejor salud psicológica y emocional, que en personas en terapia que no se centraban en dejar atrás sus rencores.
No es sólo emocional. El lado físico del perdón puede tener un impacto radical en los resultados de salud; estudios compilados por Psychology Today han encontrado que perdonar consistentemente está relacionado con la longevidad y una mejor salud del corazón. Pero los mecanismos detrás del poder del perdón son interesantes y curiosos.
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3. …Sobre todo porque la falta de perdón, se asocia con una respuesta de estrés
No es tanto que el perdón en sí sea un estado intrínsecamente saludable; pero parece ser que la alternativa es profundamente perjudicial para nosotros. Aferrarse a los errores en lugar de dejarlos ir aumenta significativamente la medición del estrés corporal. Un destacado estudio encontró que las personas que rumiaban pensamientos sobre errores del pasado que no habían sido perdonados demostraron importantes signos de tensión interna en su ritmo cardíaco, tensión facial y sudoración. Algunos científicos de Berkeley, deseosos de construir esta investigación, examinaron los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en las personas que perdonaron y no perdonaron las fallas de sus parejas, y se encontró un pico de esta hormona en aquellos que no. Los picos de cortisol están asociados con el estrés crónico, una de las peores maneras en que puedes maltratar tu propio cuerpo desde el interior; Johns Hopkins Hospital comenta: la seria carga física de llevar rencores es “enorme”.
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4. Hay 2 tipos principales de perdón
En términos psicológicos, los especialistas distinguen entre diferentes tipos de perdón: de estado y de rasgo. Uno es específico, mientras que el otro es más abstracto. «El de rasgo evalúa el grado en que las personas presentan una tendencia a perdonar a alguien después de que esta persona ha cometido algo ofensivo o inapropiado» señala el Dr. Simon Moss. Mientras que «El de estado evalúa el grado en que los individuos perdonan un acto específico o violación de alguna expectativa».
En otras palabras, el perdón de rasgo identifica si estás dispuesto a perdonar a una persona en muchas situaciones diferentes, mientras que el de estado es el perdón más específico por transgresiones en determinados momentos. Un estudio de 2008 encontró que tanto el perdón de estado, como el de rasgo, en las personas se asocia con mejores resultados de salud, pero algunos filósofos sostienen que es una división falsa que en realidad no hacen mucho para la psicología humana.
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5. Algunas cosas son psicológicamente más difíciles de perdonar
No es sorpresa si te digo que los seres humanos tienden a considerar las ofensas en su contra en una variedad de formas, y que ciertas transgresiones son más difíciles de perdonar que otras. Un estudio de 2010 encontró que, mientras muchos de los factores que median cómo nos sentimos con el perdón en general (incluyendo nuestra fe y creencias personales acerca del perdón), las traiciones personales como las infidelidades se encontraron en lo más alto de la lista de cosas imperdonables. Percibimos el daño de las ofensas personales más excesivas y corrosivas que, por ejemplo, ser robados en un centro comercial por un extraño.
Resulta que, la traición, requiere de un modelo específico de perdón para ser resuelta correctamente. Un estudio de 2010 de parejas que trataban de superar una traición de algún tipo, encontró que el perdón necesitaba ser diádico, o que implicaba acciones de ambas partes. La parte ofensora necesitaba pedir disculpas y tratar de hacer las paces, y la parte ofendida necesitaba aceptar esto y tratar de sanar y perdonar. Sin que ambas partes tomaran acción, sería menos probable que el perdón ocurriera. Si no puedes superar una ofensa seria, porque la persona en cuestión nunca ha expresado remordimiento, no es tu culpa — pero podría ser valioso intentarlo de todos modos.
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Referencias:
- ¿Cómo perdonar, incluso cuando se siente imposible? (Parte 1) Andrea Brandt. (2014)
- Tu rencor puede estar matándote: Qué dice la ciencia sobre el perdón. Connan Milner. (2015)
- La ciencia del perdón: ‘Cuando no perdonas liberas todos los químicos de respuesta al estrés’ Megan Feldman. (2015)
- Vivir el Perdón. Jorge Lomar. (2013)
- Neuroquímica del perdona y el olvido. Thomas Baumgartner (2008)
- Cómo el cerebro cura las heridas emocionales: la neuroanatomía funcional del perdón. Ricciadri & Cols. (2013)
- Conceder el perdón o albergar rencores. Implicaciones para la emoción, fisiología y salud. VanOyen Witvliet, Ludwing & Vander Laan. (2001)
- La nueva ciencia del perdón. Everett L. Worthington Jr. (2004)
- Perdón: Tu salud depende de él. Johns Hopkins Medicine. (2016)
- Perdón. Simon Moss. (2016)
- Perdón, reactividad fisiológica y salud: el papel de la ira. Row KA & Cols. (2008)
- No Perdonado, No Olvidado: Una Investigación de Ofensas Interpersonales No Perdonadas. Rapske, Boone, Alibhai & Kheong (2010)
- Superando la traición: Es una calle de dos vías. Susan Krauss Whitbourne. (2012)